1. Protege la pintura
Rayos del sol, restos de insectos, excrementos de pájaros… Todo esto agrede a diario la pintura. Aplica una capa de cera para conseguir una mayor protección; lo ideal es que lo hagas un par de veces al año ya que una mano de cera impide que penetre la humedad.
Recuerda que una pintura en mal estado resta valor al coche cuanto tratas de venderlo en el mercado de segunda mano.
2. Hazte con un accesorio protector del frontal
¿Circulas con frecuencia por tramos de autopista? Si es así, deberías inspeccionar el frontal del coche por si las pequeñas chinas que levantan otros vehículos hubieran dañado la pintura del capó o la aleta. Para proteger la zona de estos impactos leves, puedes emplear una película protectora especial de pintura.
3. Revisa las ‘tripas’ del coche
Por tripas del coche no nos referimos al motor si no a piezas y espacio más profundos. La protección anticorrosión de un coche moderno suele ser suficiente; pero si se trata de un vehículo con unos años a cuestas es conveniente cuidar el interior del motor con cera o grasas protectoras.
Algunos especialistas utilizan un endoscopio especial para poder observar las cavidades del coche. Muchas veces el aspecto que ofrecen los huecos no es el idóneo, y se recomienda un tratamiento con grasa o cera.
4. Repasa las juntas de goma
Los plásticos de tu coche envejecen por la influencia del medio ambiente y soportan mal el uso de detergente inadecuado. Ten cuidado si utilizas productos con fuertes propiedades abrasivas, porque son capaces de dañar las partes de goma o las piezas de plástico.
Son muchos los factores externos que pueden cuartear las gomas. Si esto sucede, tu coche no sólo ofrecerá un aspecto deteriorado; además sufrirá más los estragos climatológicos (incluso puede entrar agua en el habitáculo con lluvia fuerte).
Para evitarlo, usa renovadores de goma cada cierto tiempo y, en verabo, subre el salpicadero para que no le dañe el sol.
5. Lávalo con frecuencia
La acumulación de sucedad es una foco de corrosión, por eso es importante retirar pronto las manchas incustradas. Un consejo para los autolavados: realiza un prelavado con la pistola de alta presión para eliminar la suciedad de las zonas difíciles (esquinas, aletas…). Retira también las hojas acumuladas en las entradas de aire.
6. Sustituye la correa de la distribución
Cuidado con los intervalos de cambio de correa que señala el fabricante si se terminó la garantía: es una de las averías más caras de reparar.
Si se rasga antes de tiempo, lo más probable es que no recibas ninguna compensación. En cualquier caso, respeta los plazos preestablecidos como si fuera algo sagrado, incluso trata de no apurarlos y pasarte de previsor.
7. Atento a la presión de los neumáticos
No es fácil detectar un neumático en mal estado mientras conduces. Incluso un conductor experto puede percatarse de que la goma ha perdido el dibujo cuando ya es demasiado tarde. Si la presión es baja, el neumático se calentará mucho en los tramos de autopista. ¡Las deformaciones en los flancos o la banda de rodadura suponen un enorme peligro!
El consejo es revisar con asiduidad el estado de los neumáticos y siempre antes de salir de viaje; en este caso, además, es recomendable ajustarla a la carga del maletero.
8. Climatizador
En teoría, el aire acondicionado es un circuito estanco. Sin embargo, la realidad muestra que, cada año, se evapora un 10% del refrigerante. Algunos componentes del circuito se cambian pasados unos años (según el uso). Tenlo en cuenta antes de plantearte cambiar el gas del aire acondicionado.
En este práctico te explicamos cómo cargar el aire acondicionado.
9. No escatimes en recambios
Los filtros sucios o las correas porosas pueden incrementar el consumo o dañar el motor. Lo peor es el descuido de los frenos o el chasis que, además, te imposibilitarán pasar la ITV.
10. Trata de no recorrer tramos cortos
El funcionamiento en frío aumenta el desgaste de las piezas e impide que el aceite se caliente. Además, el lubricante se mezcla con algo de gasolina y vapor.
11. Cuidado con los golpes a bordillos
Los expertos hablan de la ‘memoria de los neumáticos’: si no se cuida la goma o la presión correcta, se producen daños inapreciables en la estructura de la rueda. Tarde o temprano los neumáticos se vuelven defectuosos.
12. Espera a que se caliente el motor
Si a un motor se le exige demasiado durante los primeros kilómetros, crece mucho el desgaste. Es conveniente dejar que el agua alcance una temperatura de 90 grados, para el aceite son unos 75 grados. El aceite motor es, precisamente, el que más tiempo tarda en calentarse. Lo malo es que muchos coches ya no incorporan indicador de temperatura de agua ni de aceite.
13. Procura hacer cambios de marcha fluidos
Cuando el pie izquierdo se queda enganchado en el pedal de embrague, se produce un desgaste constante. Algo parecido ocurre cuando se engranan las marchas con torpeza y se ‘rasca’ el cambio. Si se juntan varios hábitos de este tipo es probable que el embrague no resista ni 15.000 km.